Queremos rodearnos de personas íntegras. Y, al mismo tiempo, esas personas esperan lo mismo de nosotros. Pero aquí está el problema: ¿sabemos realmente qué es la integridad? No es algo que se posee, es algo que se practica. Y cuando lo aplicas, puede cambiar no solo cómo te ven los demás… sino también quién eres por dentro.