Todos asumimos que podemos comportarnos y confesar nuestro camino hacia una relación sin barreras con Dios. Nos encanta la idea de que solo exista la relación entre Dios y yo, es decir, una relación vertical. Pero, ¿y si Dios quiere más de nosotros que sólo una relación entre él y yo? ¿Qué pasa si le importan nuestras relaciones horizontales, es decir, la manera en que nos comportamos con las personas a nuestro alrededor?