¿Recuerdas la última vez que te enojaste? ¿Puedes recordar si tenías una razón muy fuerte para justificar tu enojo? La ira es una emoción que intentamos eliminar o gestionar y generalmente nos enojamos por cosas sin sentido alguno. Pero, ¿sabías que Jesús también enojó? Sin embargo, su enojo era diferente, era sobre algo más significativo que su orgullo herido.