Desde una edad temprana, aprendemos rápidamente a buscar lagunas en las reglas. Tratamos de averiguar qué podemos hacer y seguir estando bien. Tendemos a adoptar esta misma mentalidad en nuestra relación con Dios, pero no funciona. Cuando optamos por lagunas y soluciones alternativas, nos encontramos en una categoría en la que nadie quiere estar: hipócritas. Jesús nos llama a ir más allá de las lagunas religiosas.