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Esperar es parte de la vida. Afortunadamente, no tenemos que esperar por nuestra cuenta. Dios puede ayudarnos a experimentar la PACIENCIA que necesitamos para esperar bien. Después de todo, Dios es paciente.
Dios tiene el control y sabe lo que es mejor para nosotros. Aunque el pueblo de Dios había estado esperando durante años al Salvador prometido, en el momento justo, Dios envió a Jesús. Como fuimos creados a la imagen de Dios, podemos reflejar Su paciencia en nuestras vidas. Podemos ser pacientes cuando recordamos lo que Dios ha hecho y confiamos en Dios pase lo que pase.

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